Ricardo Garanda (Toledo, Junio-2015)
Quise doblar la esquina
Quise doblar la esquina
de
un sueño
y
me encontré en el callejón
oscuro
y húmedo
de
un viejo poema inacabado,
con
versos sueltos
sin
solución,
miedo
invencible
a
un final sin rima,
un
poema desconectado y muerto.
No
libera la poesía,
solo
ajusta el espíritu
en
un reglaje de sueños
en
ansias de querer
querer,
deseos
de sentir
sentir
y
necesidad de luchar
para luchar.
No ajusta con sus versos
lo
cierto de lo que es
con lo que debiera
ser,
vivir,
amar.
Pero
la poesía es arma
y escudo,
discurso
disuasorio
Es
mi aquí estoy
mi
victoria entre derrotas:
mi boya a la deriva
mi es posible,
mi
razón de lo que soy:
mi mensaje,
mi ego vencible
mi
resumen:
mis lazos
mi tristeza,
mi alegría,
mi sueño,
mi abrazo.
Despacio,
el guion lo exige,
abusaré
de mi palabra,
mi
personal tesoro
que me dirige
que me dirige
en
este momento
en
el que una tónica con ginebra
es
más que una copa,
es
el hueco
que
el amigo me deja
y
que ocupo con mis versos
servidos
en esa vieja bandeja
que
tantas veces
quiso utilizar mi espiritu converso
tras sus rejas.
tras sus rejas.
Solo
el Silencio
estuvo aqui
pero ahora la poesía
busca
ansiosa
la
sabia del verso
que
me relaje en mis días
detrás
del poema perfecto
y
sentenciar, amigos,
mujeres
de mi vida:
que
el trabajo está hecho.
Ricardo, breve, preciso y lleno de significado. El final de los poemas inacabados es ese, no poner punto y final. Enhorabuena. Te leo y te sigo.
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